La lluvia y las nubes grises no fueron suficientes para tapar una ceremonia de apertura que quedará en los rincones más importantes de la historia del olimpismo. En un momento inolvidable para la retina de los fanáticos de los Juegos Olímpicos, París 2024 marcó un hito histórico: fue la primera ocasión en la que el puntapié formal salió de un estadio. Y como en París no se andan con chiquitas y desean ufanarse para siempre en haber hecho algo disruptivo, los organizadores decidieron apostar por una presentación a todo trapo. No escatimaron en gastos y llevaron el evento al agua, donde las 206 delegaciones recorrieron -a bordo de 94 barcazas- el río Sena y flamearon las banderas de sus países.
Mientras los argentinos -con Luciano De Cecco y Rocío Sánchez Moccia, los abanderados, a la cabeza- compartieron embarcación con Arabia Saudita, Antigua y Barbuda, Aruba y Armenia, el evento arrancó en el Puente de Austerlitz, al este de la ciudad, y finalizó en el show de luces de la Torre Eiffel, al oeste. En el mientras tanto, la transmisión se encargó de mostrar toda la idiosincrasia parisina. Yendo y viniendo con los barcos y los atletas, hubo tiempo para exhibir sitios icónicos de la capital francesa (los Inválidos, el Grand Palais, Notre-Dame, el Museo del Louvre, la Casa de la Moneda y más).












