Rubén López, uno de los hijos de Jorge Julio López, el albañil desaparecido hace 13 años tras testificar contra el represor Miguel Etchecolatz, repudió el otorgamiento de la prisión domiciliaria a represores de la última dictadura militar.
“Como integrante de H.I.J.O.S. Berisso repudiamos las prisiones domiciliaria a los genocidas que están condenados y con penas confirmadas”, expresó a Télam el hijo del albañil desaparecido en septiembre de 2006, cuando se dirigía a presenciar los alegatos del juicio contra Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad, en el que él había sido un testigo clave contra el ex policía.
López consideró que, con la concesión de este beneficio a represores, “algunos jueces y algunos medios aprovechan y tratan de desestabilizar al gobierno” ya que -según remarcó- “son muy claros los fallos donde dice que los crímenes de lesa humanidad no están contemplados en este beneficio”.
“Es claro que muchos jueces hacen política cosa que no les corresponde. Solo deben implementar justicia”, reclamó.
Jorge Julio López desapareció de su domicilio en el barrio platense de Los Hornos el 18 de septiembre de 2006, cuando se esperaba que se dirigiera a la sede municipal para presenciar los alegatos del juicio que el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata seguía al comisario de la Policía bonaerense Miguel Etchecolatz por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
El hombre había sido secuestrado en 1977 y estuvo detenido hasta mediados de 1979 en 5 centros clandestinos de detención.
En sus testimonios brindados en el marco del juicio, López había sido muy claro al identificar a Etchecolatz como el hombre que dirigía y ejecutaba las sesiones de tortura con picana en esa sede policial platense.
López, militante peronista, había identificado durante el juicio varios de los centros ilegales donde estuvo detenido, como la comisaría Quinta de La Plata y el Pozo de Arana, donde su profesión de albañil le permitió describir sus lugares de cautiverio, aún cuando algunos de ellos habían sido remodelados.
Aquella mañana del 18 de septiembre de 2006, sobrevivientes de la última dictadura esperaron por horas que el hombre se presentara a presenciar los alegatos, pero López nunca llegó y hasta hoy se ignora su paradero.