La imaginación no tiene límites para los estafadores. Ahora empezaron a apuntar a un nuevo blanco: los dueños de mascotas perdidas. Y Ana cayó en la trampa. Le robaron dinero, pero también algo más doloroso: la ilusión de su hijo, que creía haber recuperado a su gatito.
Todo empezó cuando Ana publicó en Facebook que “Nube”, el gatito de su hijo, que tiene síndrome de Down, se había perdido.
A los pocos días le llegó un mensaje de una chica. Le decía que había visto una publicación de una mujer que había encontrado un gatito muy parecido al que ella buscaba.
Ana vio la foto y no tuvo dudas. Era su gato. Se contactó con la mujer que había hecho la publicación y le dijo que al gato lo tenía en Cardales, muy lejos de donde vive Ana.
Le dijo que justo lo estaba por dar en adopción, así que tenía que apurarse para ir a buscarlo. Como los tiempos no le daban a Ana, le ofreció una idea, que un remís de su barrio lo retirara y se lo llevara.
Le pasó un teléfono de la supuesta remisería y Ana llamó. Le exigieron que transfiriera el importe por adelantado. Ella aceptó y pagó 10 mil pesos.
Pero cuando supuestamente llegaron a la casa donde supuestamente estaba Nube, la mujer le dijo que ya era tarde. Que la familia que lo había adoptado se lo había llevado a Campana.
Ella se ofreció a ir a buscarlo, pero con la condición de que Ana pagara otro remís. Esta vez fueron 21.400 pesos.
El cuento siguió cuando supuestamente llegó al lugar. Le dijo que “Nube” se había escapado de una caja donde los nuevos dueños lo habían dejado. Para entonces, Ana ya se había puesto en contacto con grupos de rescatistas de la zona. Y a través de ellos se enteró de la triste realidad: todo era una gran estafa.
