Con la llegada del invierno y las bajas temperaturas, las intoxicaciones por monóxido de carbono son más frecuentes debido al uso de los calefactores y artefactos, por lo que se hace imprescindible alertar a la sociedad y tomar precauciones evitando la exposición al gas.
El monóxido de carbono es un gas venenoso, sin color ni olor, conocido como «el asesino invisible». Este gas se produce por la combustión incompleta del carbono presente en materiales tales como leña, carbón de leña, gas, kerosene, alcohol, gas oil, nafta.
“Al ser tan imperceptible, es necesario tomar medidas preventivas. El monóxido ingresa al cuerpo a través de la respiración y va reemplazando al oxígeno en el torrente sanguíneo, provocando la hipoxia (disminución en la cantidad de oxígeno) de los tejidos, lo que conlleva al sufrimiento de distintos órganos, principalmente el corazón y el cerebro”, comenta Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.