Siete de cada diez conductores considera que debería haber más controles de alcoholemia en rutas y ciudades, según un relevamiento difundido hoy por el Observatorio Vial de la Cecaitra, cámara que nuclea a las empresas de productores de software vial.
El relevamiento, efectuado en Capital Federal y el Gran Buenos Aires, consultó respecto de si debería haber más controles de alcoholemia en las calles y el 71% dijo que sí, el 11% dijo que no y el 18% no se volcó por ninguna de las dos respuestas.
Teniendo en cuenta el sexo de los encuestados, las mujeres eligieron en un 75% el aumento de los controles, mientras que el porcentaje disminuyó a 67% en los hombres. En cuanto a las edades no hubo diferencias significativas.
“Que 7 de cada 10 personas estén de acuerdo con el aumento de los controles de alcoholemia da cuenta de que el peligro que representa el alcohol al conducir es conocido por la gran mayoría. Debemos continuar trabajando en la generación de conciencia vial ya que el respeto y la responsabilidad en las calles es fundamental para disminuir los siniestros viales”, expresó Facundo Jaime, vocero del Observatorio Vial de la CECAITRA.
En la misma encuesta se preguntó si “estaría de acuerdo con que se prohíba la venta de alcohol en rutas, estableciendo un corredor seco”. Más de la mitad (57%) estuvo de acuerdo con la idea; un 22% dijo que no y un 21% no sabía.
La ONG “Luchemos por la Vida” difundió en su sitio web los efectos del alcohol en la conducción. Así plantea que con 0,0 g/l de alcohol en sangre no hay dificultad para actuar en el tránsito, ya que hay pleno dominio de la facultades para circular responsablemente, por lo que es nivel de riesgo es nulo.
Pero el riesgo sube a medio y la dificultad asciende a moderada con 0,3 de alcohol por litro de sangre, ya que se disminuye la capacidad de atender a situaciones de peligro. Además, las respuestas comienzan a ser más lentas.
Con 0,5 de alcohol en sangre (lo máximo permitido para conducir en nuestro país), el riesgo es alto, la dificultad es de moderada a severa y entre los síntomas aparece la reducción de la visión con dificultades de enfoque, lo que ocasiona desatención a las señales de tránsito, ya que no pueden ser percibidas adecuadamente.
La dificultad pasa a severa con 0,8 de alcohol en sangre, ya que la motricidad se ve afectada, se retardan los movimientos y, además, aparece una sensación de euforia y confianza. El riesgo es alto y el manejo se transforma agresivo y temerario, obedeciendo a impulsos sin razonar.
Con 1,5 de alcohol en sangre la dificultad es crítica y no se puede conducir. El estado de ebriedad es importante, los reflejos alterados y la reacción es lenta e imprecisa. La concentración visual se deteriora y mantener la atención se dificulta en extremo. El riesgo es muy alto, según lo publicado por la asociación que trabaja en la temática vial.