“La experiencia nos genera diferentes sensaciones, ya que hay chicos que no conocían el mar, y el primer contacto que tienen es con las sillas anfibias. Se genera algo familiar, es emocionante” dijo Ballesteros, al tiempo que afirmó, “no toda la población estaba enterada” y por eso “cuando recorremos la costa y vemos personas con discapacidad, las invitamos a acercarse”.
Si bien hay dos turnos dispuestos, en caso de haber disponibilidad las familias podrán quedarse todo el día. Funciona de 8 a 19, y entre el mediodía se procede a la desinfección enmarcada en el protocolo que ha recomendado la autoridad sanitaria para prevenir contagios de covid.
Ballesteros contó que Marcelo Santurión, dueño de un parador, comenzó con la playa inclusiva como una iniciativa propia, pero luego el municipio de Villa Gesell se acopló proveyendo personas, aparatos, sillas y fomentando el turismo inclusivo”.