Tras encabezar la homilía por el fallecimiento del papa Francisco, el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, dedicó un sentido homenaje a la figura del Santo Pontífice. “Se murió el padre de todos, el padre de toda la humanidad, que insistió una y mil veces en que en la Iglesia debía haber lugar para todos”, remarcó.
Ante la presencia de miles de fieles que se congregaron en los alrededores de la Catedral Metropolitana de la ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), García Cuerva hizo un fuerte llamado a la unidad, señalando que el desafío que deja el papa Francisco es responsabilidad de todos.
“Creo que el mejor homenaje que le podemos hacer los argentinos a Francisco es unirnos. El mejor homenaje es tender puentes, es dialogar, es dejar de enfrentarnos todo el tiempo. Porque si es el padre, qué mayor dolor para un padre que ver a sus hijos divididos”, resaltó el Arzobispo de Buenos Aires.
En ese sentido, García Cuerva enfatizó que el legado del papa Francisco “está vivo entre nosotros”. “Las únicas personas que mueren son las que olvidamos. Ahora todos nosotros tenemos que ser un poco Francisco y siempre estar atentos a nuestros hermanos más pobres, los marginados, a los que nadie quiere”, añadió.
El papa Francisco, nacido en Argentina en 1936 con el nombre de Jorge Bergoglio, falleció este lunes a la mañana a los 88 años. Antes de arribar al Vaticano, se desempeñó como superior provincial de los jesuitas en Argentina (1973-1979), obispo auxiliar (1992-1998) y luego como arzobispo de Buenos Aires (1998-2013).
Sin abandonar su impronta religiosa, el papa Francisco comenzó a construir su condición de referente mundial más allá de las fronteras de la Iglesia Católica convirtiéndose en interlocutor de jefes de estado, de dirigentes sociales, políticos y culturales con un mensaje profundamente humano.
La noticia de la muerte del papa Francisco provocó sentidos homenajes de los mandatarios de todo el mundo. Por caso, el presidente Javier Milei expresó su pesar por la muerte del pontífice y confirmó el decreto de duelo por siete días, medida adoptada como muestra de respeto hacia el primer argentino en conducir el catolicismo.
“Ahora todos somos un poquito Francisco, también en ser testigos de alegría, en un mundo con tanta tristeza, tanta desesperanza. Las únicas personas que mueren son las que olvidamos. Francisco está vivo entre nosotros. Su legado está vivo”, puntualizó el cardenal de Buenos Aires desde la Catedral Metropolitana.
