El viernes 8 de febrero, 10 jóvenes fallecían en las instalaciones de Ninho do Urubu el centro de entrenamiento del Mengao que se encuentra ubicado en el barrio Carioca de Vargem Grande en Río de Janeiro.
Un cortocircuito en el sistema de aire acondicionado provocó un fuerte incendio a las cinco de la mañana en los dormitorios del centro juvenil.
Todos los fallecidos eran adolescentes de 14 y 15 años en su mayoría de familias muy humildes de los alrededores de Río de Janeiro y con los sueños intactos de poder llegar a ser profesionales.
Desde ese entonces a Flamengo le ha costado mucho volver a sonreír, algo que pudo lograr este fin de semana y por partida doble (Libertadores y Brasileirao). A base de buenas incorporaciones, gracias a un poderío económico envidiable en Sudamérica, el Fla vuelve a ser alegría, aunque claro, sin ser completa.