La función de todas las venas es la de ayudar a que la sangre vuelva desde cada uno de los órganos y las extremidades hasta el corazón. Las venas tienen unas pequeñas “compuertas” o “válvulas” que ayudan a que la sangre no vuelva hacia abajo, sobre todo cuando estamos parados ya que la fuerza de gravedad atrae a la sangre para abajo.
En ciertas situaciones, estas válvulas se empiezan a enfermar y empieza a aparecer la llamada insuficiencia venosa. Esto provoca que las venas, que tienen un diámetro chiquito, se empiecen a dilatar. Cuando esto ocurre, aparecen las famosas várices.
Estas varices tienen síntomas y signos, por un lado, tiene una cuestión estética, que son las venas dilatadas. Principalmente aparecen en las piernas, que es la localización más frecuente de las varices, dónde se ven las venas dilatadas como si fueran “tubitos”, que normalmente tienen una coloración azulada.
Por otro lado, los pacientes van a referir que existen alteraciones en su calidad de vida. Esto puede ser una sensación de pesadez y dolor de piernas, principalmente al final del día y sobre todo si la persona estuvo mucho tiempo parada. A su vez, pueden presentarse calambres o hinchazón al nivel de los tobillos.
Estos son los síntomas más frecuentes de las várices y es muy importante saber reconocerlos. Es muy normal que algún vecino o amigo comente que presenta esta sintomatología y, de esta manera, se puede ayudar a la persona a reconocer las várices y que pueda consultar a su médico.