La pobreza en Argentina trepó al 44,2% en octubre, con lo que unos 20 millones de personas están sumidas en esa condición, mientras que la indigencia llegó al 10,1% -4.1 millones de argentinos-, de acuerdo con el informe semestral que distribuye la Universidad Católica Argentina y que también indica que el 64% de los menores de 18 años vive en hogares pobres. El trabajo señala que sin programas sociales –IFE incluido- sería pobre más de la mitad del país: 53.1%
El relevamiento del Observatorio Social de la UCA, que se volvió ya tradicional y adelanta usualmente las tendencias que luego informa en Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), recoge la evolución de la pobreza y la indigencia entre abril y octubre de este año. Es decir, el período en el cual rigió con mayor severidad el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) que limitó al máximo la actividad económica y que ahora se distendió.
En esos meses, la pobreza aumentó un 3,4% y la indigencia 1,2%, ya que al inicio del período del medición estaba en el 8.9% según el mismo relevamiento.
El Informe señala que sin los distintos programas sociales (IFE, AUH, tarjeta alimentaria, pensiones no contributivas y otros), la pobreza hubiera saltado del 44,2% al 53,1% de la población urbana. El efecto del IFE es el más sustantivo: 8,3 puntos incidió en reducir la indigencia y 6,4 puntos en la pobreza.
Uno de los datos preocupantes que arroja en informe es que un 64,1% de los menores de 18 años vive en hogares donde el dinero que ingresa no le alcanza a la familia para procurarse un conjunto básico de servicios y bienes materiales; es decir, son personas pobres por ingresos.
Y si se considera a los niños y adolescentes que, además de estar en esa condición, sufren algún déficit de acceso a derechos sociales considerados primarios (como habitar una vivienda de cierta calidad, contar con servicios como el de agua corriente, vivir en un hábitat saludable o asistir al sistema educativo), los afectados son el 60,4% del total.
Un año atrás, esos indicadores, de pobreza por ingresos en el primer caso y de pobreza multidimensional en el segundo, eran de 59,5% y 54,6%, respectivamente, siempre considerando a la población de 0 a 17 años de edad.
El índice de población de todas las edades con pobreza multidimensional (población con insuficiencia de ingresos y con al menos una carencia de derechos sociales) resultó de 41%, contra el 37,5% de un año atrás.
“Hubo una profundización de las desigualdades y un aumento tanto de la pobreza por ingresos como de la pobreza estructural”, señaló el sociólogo Agustín Salvia, director del Observatorio, en una charla con periodistas en la que presentó los datos de la encuesta. Por pobreza estructural los informes de la UCA se refieren a la condición de vivir en hogares con ingresos insuficientes, sumada a la realidad de verse afectado por tres o más déficit en aspectos como la alimentación, la vivienda, el hábitat y el acceso a la educación y al mundo del trabajo. (DIB)