Según trascendió, hubo ocho mensajes intimidatorios. El primero llegó el domingo 5, en el que se advertía de la presencia de explosivos en el edificio de la calle Eduardo Costa al 1100.
Posteriormente, las amenazas se reiteraron a lo largo de la semana, obligando a que se suspendan las clases y se evacúe el edificio de manera inmediata.
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Luego de varias requisas de la División Antibombas de la Policía Bonaerense, personal de la Unidad Fiscal Especializada en Investigaciones de Ciberdelito (Ufeic) -a cargo de la investigación- se llevó material digital y electrónico para buscar evidencia sobre los correos electrónicos.
En uno de los mensajes, los autores de las amenazas exigían detener lo que denominaron “abusos de poder” y advirtieron que las líneas telefónicas del colegio y los teléfonos celulares de las autoridades habían sido intervenidos. “Las consecuencias serán inmediatas”, se sostuvo en parte de la intimidante misiva al exigir el cumplimiento del pedido del “cese de los abusos de poder”.
A medida que avanzaba la investigación se pudo dilucidar la presunta responsabilidad de uno de los estudiantes. “Se pudo determinar que se utilizó un mail cifrado y los correos electrónicos habrían sido enviados por integrantes de la comunidad estudiantil”, detalló un investigador.
